Queremos compartir con ustedes el escrito de Loris Malaguzzi titulado Los Cien Lenguajes del Niño. En este “poema” Malaguzzi captura quién es un niño y cómo nosotros, los adultos, nos encargamos de limitarlos desde pequeños. La gran ironía es que luego en la vida nosotros los adultos descubrimos que el mundo actual nos exige y premia a quienes tienen las habilidades de resolver problemas, de ser creativos y que puedan trabajar en equipo; habilidades que el niño trae desde su nacimiento que y necesitan ser desarrolladas entre los 0 hasta los 6 años, pero que los mismos adultos que dirigen los pre escolares, los colegios, las escuelas y muchas universidades, se encargan de callar y eliminar.
Sin más, les dejamos la obra “Los Cien Lenguajes del Niño”, de Loris Malaguzzi:
El niño está hecho de cien.
El niño posee cien lenguas
cien manos, cien pensamientos
cien formas de pensar, de jugar y de hablar.
Cien siempre cien,
maneras de escuchar,
de sorprender y de amar,
cien alegrías para cantar y entender
cien mundos para descubrir
cien mundos para inventar
cien mundos para soñar.
El niño tiene cien lenguajes
(y más de cien, cien, cien)
pero le roban noventa y nueve.
La escuela y la cultura
le separan la cabeza del cuerpo.
Le dicen que piense sin manos
que haga sin cabeza
que escuche y que no hable
que entienda sin alegrías
que ame y se maraville
sólo en Semana Santa y en Navidad.
Le dice:
que descubra el mundo que ya existe
y de cien le roban noventa y nueve.
Le dicen
que el juego y el trabajo,
la realidad y la fantasía,
la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra,
la razón y el sueño,
son cosas que no están juntas.
De hecho le dicen
que el cien no existe.